domingo, 8 de enero de 2012

La Vida del Legionario (III)



La sanidad

El mundo romano era un "mundo limpio"... al menos teóricamente. Los acueductos, las termas, las fuentes que plagaban el Imperio nos dan fe de ello. Evidentemente, había zonas más saneadas que otras y zonas que parecían vertederos dentro de la misma ciudad de Roma, pero el agua corriente y la higiene personal, verdadera obsesión de los romanos, hicieron de Roma un mundo mucho más saneado que los anteriores y los posteriores. El desarrollo tecnológico conseguido por Roma, un desarrollo que no sería alcanzado hasta las postrimerías de la Edad Media, posibilitó el avance de la medicina. Basta señalar que para tratar la peste, los médicos romanos aplicaban tratamientos de desinfección mientras que en el siglo XIV se ponían caretas para tratar de "asustar" a la enfermedad. Sin antibióticos ni otros adelantos, la medicina romana, heredera directa de la medicina griega que es la gran medicina de la Edad Antigua, consiguió grandes logros gracias a un factor fundamental: la transmisión de los conocimientos a través de las obras escritas. Gracias a esto las obras científicas fueron recopilándose en las bibliotecas al alcance de todos, mientras que en la Edad Media la mayoría de las obras escritas desapareció y las pocas que quedaron se salvaron gracias a que los monjes las copiaron y guardaron celosamente en los monasterios. El Mundo Romano sirvió como grandiosa correa de transmisión de la cultura clásica, y gracias a ello, un médico tenía a su alcance consultar obras escritas cinco siglos antes, lo que fue de enorme ayuda para tratar las dolencias, a base de experiencia.

La sanidad militar romana fue la más eficaz de la Historia hasta la organización de los Tercios españoles en los primeros años del siglo XVI. En cada campamento romano había un gran edificio, el valetudinarium u hospital, donde los médicos militares trataban las dolencias de la guarnición. Los instrumentos encontrados en las excavaciones tienen una similitud prácticamente exacta con los usados hasta hoy día, lo que indica el alto grado de perfección conseguido por la sanidad militar romana.

El salario

El ejército romano era un ejército bien pagado comparado con otros ejércitos incluso de nuestros días. El salario de los soldados era aproximadamente el siguiente:

GRADUACIÓN
DENARIOS
Legionario
225
Pretoriano
500
Centurión
1.250 / 2.500
Primi Ordines
5.000
Tribunus semestris
12.500
Tribunus laticlavius
30.000 / 50.000
Tribunus angusticlavius
25.000
Praefectus castrorum
30.000
Praefectus alae
25.000 / 30.000
Tribunus cohors urbanae
50.000
Tribunus cohors praetoriae
50.000 / 75.000
Primus Pilum iterus
50.000 / 75.000

Además del salario, el legionario recibía extras como donaciones o partes de botín, premios en metálico, etc. La mitad de estos extras eran depositados obligatoriamente en la caja de la legión, en una cuenta que debía servir para pagar sus honras fúnebres en caso de muerte o para asegurarles el retiro al licenciarse.

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